20111116

Los fabricantes de íconos a la obra: Creación de la «Fundación Amadeo Bordiga»



(Partido comunista internacional, «El programa comunista»; N° 45; Septiembre de 2004)











«La "Fundación Amadeo Bordiga", constituida según la voluntad testamentaria de Madame De Meo (viuda de Bordiga), ha sido reconocida oficialmente mediante decreto del Ministerio del Interior del 8/5/98. Han contribuido a la formación de la Fundación personas de diversos orígenes culturales y políticos y de diversas actividades profesionales, quienes se han comprometido, ademàs de cumplir con la voluntad de Madame De Meo a muchos de los cuales estaba ligada por lazos de amistad, a proseguir con los fines comunes expresados en los estatutos».
El artículo 2 de dichos estatutos afirma que «La finalidad de la Fundación es la de valorizar la figura de Amadeo Bordiga, fundador del Partido Comunista de Italia durante el Congreso de Liorna (enero de 1921) dentro de la complejidad de todos sus inseparables aspectos ideológicos, culturales y humanos, en el cuadro del movimiento proletario nacional e internacional; su rigor intelectual y moral en las visicitudes de la situación italiana y mundial; la inflexibilidad de su batalla para defender la doctrina y el programa marxistas ». En esta óptica, la Fundación «acuerda bolsas de estudio, toma la iniciativa y asegura el financiamiento de actividades de investigación histórica, de publicaciones relativas a los fines generales arriba indicados; de la colocación, clasificación y conservación del material existente asi como su incremento por medio de la recolecta de documentos donde estos se encuentren; de puesta en relación con las principales bibliotecas italianas y extranjeras a fin de documentar la presencia de Amadeo Bordiga; de publicación de sus escritos poco conocidos o dificilmente accesibles, de reimpresión de sus textos escritos en diversas épocas, de edición de las obras completas. El material documental y de librería será conservado en una biblioteca-archivo que se deberá organizar en la casa misma de Formia donde la testamentaria vivió con Amadeo Bordiga, hoy sede legal de la Fundación».




He aquí lo que podemos leer del prospecto de presentación de la «Fundación Amadeo Bordiga» inaugurada oficialmente el 27 de mayo de 2000, bajo el patrocinio de la municipalidad de Formia, en presencia del alcalde y el delegado de Trabajos Públicos de la ciudad (la calle que conduce a la casa donde Bordiga acostumbraba a pasar sus vacaciones ha sido rebautizada con su nombre - ¿cuándo veremos su estatua, o si no el mausoleo?).
De tal manera, Amadeo Bordiga, tan calumniado durante su vida e ignorado después de su muerte, va a encontrar «su» lugar en la historia del movimiento proletario y comunista gracias a la obra de elegidos, investigadores, historiadores y amigos de diversos orígenes políticos y culturales, sin olvidar los cientos de millones de libras de generosa subvención atribuida por parte del Ministerio del Interior del gobierno de centro-izquierda! Gracias a toda su buena voluntad, su figura será por fin valorizada!
Lenin comienza su obra «El Estado y la revolución» escribiendo: «En vida de los grandes revolucionarios, las clases opresoras les someten a constantes persecuciones, acogen sus doctrinas con la rabia más salvaje, con el odio más furioso, con la campaña más desenfrenada de mentiras y calumnias. Después de su muerte, se intenta convertirlos en íconos inofensivos, canonizarlos, por decirlo así, rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria para «consolar» y engañar a las clases oprimidas, castrando el contenido de su doctrina revolucionaria, mellando su filo revolucionario, envileciéndola. En semejante «arreglo» del marxismo se dan la mano actualmente la burguesía y los oportunistas dentro del movimiento obrero».
La creación de la Fundación actual, así como las tentativas precedentes del mismo tipo, se inscribe exactamente en esta orientación que corresponde en efecto a una necesidad permanente de la burguesía: destruir el carácter subversivo de programas, posiciones, teorías negando su naturaleza clasista; reduciendolas a invenciones u opiniones de pensadores aislados para que luego a estos se les pueda entonces saludar sus cualidades intelectuales y morales, ya que estas son individuales.

El sentido del anonimato en nuestro trabajo de partido

Amadeo Bordiga, más que ningún otro, insistió sin descanso sobre la lucha contra los daños del individualismo burgués, incluyendo allí a los revolucionarios, contra los estragos, incluyendo allí a los proletarios combativos, de la espera de salvadores, de la creencia en grandes hombres, del culto a los jefes geniales, breve de lo que él llamaba «la teoría del battilochio»:
«Lo nuevo que hay es que, contrariamente a las revoluciones precedentes, no hemos tenido ninguna necesidad, ni siquiera a título de símbolos, de hombres particulares, teniendo una individualidad y un nombre particulares.
(…) La revolución burguesa debe necesariamente tener un símbolo y un nombre, si bien esta también, en última instancia, esté hecha por fuerzas anónimas y relaciones materiales. Ella es la última revolución que no sabrá ser anónima: es por esto que la recordamos como una revolución romántica.
Nuestra revolución aparecerá cuando hallamos terminado de postrarnos de rodillas delante de individuos, en una actitud hecha sobre todo de cobardía y desconcierto. El instrumento de su fuerza será un partido perfectamente homogéneo en su doctrina, su organización y su combate; un partido que no otorgará ningún crédito al nombre o al mérito del individuo, que rechazará al individuo la conciencia, la voluntad, la iniciativa, el mérito o la falta, para concentrar todo en una unidad neta y claramente delimitada» (1).
Amadeo Bordiga frecuentemente explicó (ver «Lenin en el camino de la revolución») que en la concepción marxista el partido no es el instrumento de un «gran líder», sino al contrario el «jefe» no es más que uno de los instrumentos del partido, sin duda más importante y más eficaz que otros, pero que, él solo, no puede ser determinante. Las posiciones que los dirigentes del partido tienen la tarea y deben tener la capacidad de expresar, de explicar, de traducir en directivas y reglas de acción, son el patrimonio colectivo del movimiento de clase, más allá de países y generaciones.
El carácter anónimo de las publicaciones del partido tiene por finalidad precisamente de facilitar y colocar en primer plano este aspecto: si bien es evidente que son individuos quienes escriben, los mismos no escriben para expresar sus opiniones personales, sino para expresar las posiciones del partido - y el partido en su conjunto contrae la responsabilidad de lo que se publica, así como toda la actividad de sus militantes. El anonimato es por tanto un medio para facilitar la comprensión del carácter impersonal, colectivo, en una palabra clasista, de las posiciones y programa comunistas, al mismo tiempo que un medio práctico para luchar contra la creencia supersiticiosa en los grandes hombres, en los «salvadores supremos», y contra los estragos del individualismo burgués; esta es la razón por la cual en toda la historia del movimiento proletario, los textos fundamentales, programas, cuerpos de tésis no llevan firma, aun cuando en la tormentosa lucha de tendencias y organizaciones que caracteriza la formación del partido, algunos nombres particulares hallan podido servir para simbolizar las orientaciones en lucha.
La lucha contra esta influencia de la ideología burguesa es todo menos fácil, y nuestras «Tésis de Milán», debidas a la pluma de Bordiga, se terminan asi:
«El esfuerzo actual de nuestro partido en su difícil tarea es el de liberarse para siempre del empuje traidor que parecía emanar de hombres ilustres, y de la función despreciable de fabricar, para alcanzar en sus objetivos y victorias, una estúpida notoriedad y publicidad para otros nombres personales. Al partido no le deben faltar en ninguno de sus meandros la decisión y el coraje de combatir por un resultado similar, que anticipa de la historia y de la sociedad de mañana» (2).

La negación de « Il Programma Comunista »

Si, entre los dirigentes de la Internacional, Amadeo Bordiga a sido el que ha encarnado la lucha intransigente de la Izquierda comunista contra las oscilaciones, las maniobras azarosas, les crecientes zigzags, luego contra las degeneraciones del _movimiento revolucionario proletario; como todos los verdaderos comunistas, no ha querido jamás ser el inventor de un nuevo movimiento político (el bordiguismo), sino el defensor e intérprete más fiel posible a la teoría y al programa político proletario el cual - pese a Marx mismo - ha pasado a la historia bajo el nombre de marxismo; jamás deseó que su actividad política o teórica sea otra cosa que un trabajo de partido, un trabajo eminentemente importante pero que cobraba todo su valor por cuanto se integraba al esfuerzo secular de emancipación de la clase proletaria dándose por objetivo la reconstitución del partido de clase destruido por la contra-revolución.
El partido ha replicado a la publicación de obras de Bordiga, a la citación de pensamientos de Bordiga que comenzaron a prosperar desde los años setenta bajo la labor de individuos u organizaciones con posiciones políticas diversas (3). El problema no es de esconder la identidad de los revolucionarios que han escrito tal texto, tomado cual posición - incluyendo aquellos cuya finalidad es la de «proteger» de la recuperación: eso sería caer en una especie de superstición, en un anti-individualismo fáctico que no es sino la otra cara del individualismo burgués (el nombre de Bordiga sería demasiado terrible o demasiado precioso para ser divulgado más allá de los muros de la secta)(4) - sino el de transformar los textos de partido en textos de un gran hombre, tales publicaciones tenían por finalidad justamente la de negar su carácter de partido, de romper la coherencia de esta actividad, de incensar al individuo, al pensador, para mejor desvalorizar al militante de partido y al partido mismo, con el fin de tratar de utilizar fragmentos de textos, textos aislados o simples frases para sus propias orientaciones políticas y teóricas.
Hace algunos años, un grupo de intelectuales de izquierda había organizado, en colaboración con el Instituto Universitario de Nápoles, un congreso sobre Amadeo Bordiga reuniendo una paleta de especialistas en bordiguismo. «Il Programma Comunista» denunció con razón este evento como un ataque contra la verdadera obra de Bordiga y contra el marxismo:
«Hacer de Amadeo Bordiga un pensador solitario o en un teórico encerrado en su torre de marfil, no es solamente negar desnaturalizar y cambiar completamente su obra. Es también colocarse fuera del surco de la tradición marxista, esto es caer puramente en el idealismo.
(...) Sabemos bien que la restauración del marxismo revolucionario es un hecho material que no se convertirá en readquisición teórica de la clase proletaria hasta que esta sea empujada a actuar como clase para sí, bajo la dirección de su partido revolucionario. Confiar esta tarea a las proezas editoriales de comerciantes burgueses o del sub-artesanado de «ultra-izquierda», sino más bien a la actividad orgánica del partido, es la posición clásica de aquellos que no tienen nada que ver con el marxismo.
(...) Hemos siempre hablado de la «impersonalidad de la doctrina marxista». Este nace en una encrucijada histórica, filosófica y política, como un bloque único que comprende todos los aspectos esenciales en todo lo que corresponde a principios, fines, programa y táctica - categorías estrechamente ligadas entre sí en la función del Partido comunista mundial y validas para todo el ciclo de luchas que el comunismo está destinado a concluir. Y ella encuentra sus instrumentos, sus máquinas, en tal o cual individuo, en tal o cual grupo de individuos: el individuo aporta precisamente su contribución a este ciclo de luchas, le ofrece sus capacidades personales, subordinándolas a las exigencias históricas, negandolas al mismo tiempo como ‘propiedad personal’ regida por el copyright. Ello no significa negar al individuo o al ‘jefe’ y sus funciones, sino clarificar su sentido material de órgano al servicio del partido y de la clase» (5).
Palabras fuertes, pero vacuas ya que las mismas no han impedido, 4 años más tarde, la participación a una reedición agravada de la misma operación: los dirigentes de «Il Programma Comunista» están efectivamente presentes en la Presidencia, en el consejo de administración y el «comité científico» de la Fundación destinada a «valorizar la figura» del gran vacacionista de Formia, publicando sus obras completas, a instruir a los niños en las escuelas, acordando bolsas a «investigadores», al lado de aquellos que los mismos condenaban y gracias a los dineros del Estado: habrá que concluir que tal condenación fue debido al despecho de no haber sido asociados a la empresa?
La presencia de dirigentes de «Il Programma Comunista» en la Fundación es, en todo caso, indispensable para el funcionamiento de esta última ya que es en este periódico que, después de la ruptura de 1952, Amadeo Bordiga había publicado artículos y textos - anónimamente como el de todos los militantes. No se trata solamente de hacer el triaje entre todas las publicaciones del partido, a fin de «identificar» aquellos que venían de la pluma del grande hombre»; el famoso copyright, el derecho de autor, de estos escritos está en las manos de aquellos a quienes la ley burguesa reconoce la propiedad del periódico «Il Programma Comunista»: publicar bajo el nombre de Bordiga escritos aparecidos anónimamente en esa época necesita por lo tanto del permiso de estos propietarios. Y es precisamente, mientras la grave crisis golpeaba al partido a comienzos de los años ochenta, haciendo volar en pedazos su red internacional, que los dirigentes de este grupo, incapaces de conducir la lucha contra las tendencias liquidadoras a nivel político no habían encontrado nada mejor que recurrir a la justicia burguesa para verse reconocer el famoso derecho de propiedad comercial (la ley italiana había impuesto un «propietario legal» quien formaba parte de estos militantes).
La que siguió a estos hechos ha demostrado que tal iniciativa, que, sin la sombra de una sola duda, se encontraba fuera del sillón de la tradición marxista, no se debía a un extravío momentáneo y sin consecuencias debido a una excepcional e inesperada situación de crisis. Ya durante la escisión en 1952 en el Partito Comunista, la corriente opuesta a la nuestra se había dirigido a la justicia burguesa para conservar la propiedad del periódico del partido «Battaglia Comunista». Sobre los primeros n° del nuevo periódico, «Il Programma Comunista», fue publicada una nota que decía:
«Advertimos a los lectores que el cambio anunciado en el título del periódico que de «Battaglia Comunista» cambia a «Il Programma Comunista» no se debe a iniciativa nuestra, ni a acciones judiciales coactivas de las cuales no tenemos ningún interés en indicar el orígen. Habiéndose tratado de hacer valer contra el partido, contra su continuidad ideológica y contra su periódico, y por supuesto después de haberse apoderado de esta, una propiedad comercial ficticia existiendo sólo en su fórmula burocrática impuesta por la ley, no nos prestaremos a constestaciones o discusiones entre personas o individuos; soportaremos las imposiciones ejecutivas sin caer en el terreno de la justicia establecida. Aquellos que se han rebajado delante de ella no podrán jamás regresar al terreno del partido revolucionario. Inútil pues de hablar de sus personas o de sus actuaciones, tanto hoy como más tarde.
El periódico continuará colocándose en la línea que siempre lo ha definido y la cual han representado sus títulos no de ‘propiedad’, sino de continuidad programática y política (…)» (6).
Las desviaciones tienen su lógica y sus consecuencias irremediables si las mismas no son corregidas a tiempo. Habiendo roto entonces con la continuidad programática y política para asegurarse la propiedad comercial, habiendo pedido a la justicia burguesa de reconocerlos como los continuadores y herederos del partido, los dirigente de «Il Programma Comunista» no lograrán más que en apariencias retornar al terreno del partido revolucionario. La participación en la Fundación Amadeo Bordiga de brazos con elegidos, sabios profesores, amigos de toda proveniencia política - «comerciantes» o «sub-artesanos» que no tienen nada que ver con el marxismo - es la demostración que las afirmaciones de fidelidad altiva a la línea teórica, programática y política de la Izquierda Italiana y del partido en el cual ella se había encarnado, se habían vaciado de sentido inexorablemente, se habían transformado en pura fachada, en falso semblante.
Cierto es que el periódico «Il Programma Comunista» mantiene hasta ahora un silencio total sobre la última «hazaña» de algunos de sus miembros y dirigentes. ¿Qué quieren esconder a sus lectores? ¿Qué es lo que los embaraza: la participación en una institución burguesa, la gestión de millones acordados por el Estado a dicha institución, la ruptura con el falso purismo acerca del nombre de Bordiga, la conciencia más o menos clara de haberse dejado enlodarse en el fango de las acciones sin principios? En el fondo, poco importa; el silencio del periódico no es más que un signo suplementario de la degeneración política de dicho grupo que ya no es ni siquiera capaz de reivindicar sus propios actos, remplazando definitivamente por pequeños arreglos y compromisos a la clarificación política, la condición indispensable de una «unidad neta y claramente delimitada» y a la verdadera defensa intransigente del programa comunista.
Sobre esta vía no hay otro desenlace que el deslizamiento cada vez más acentuado e irreversible hacia el oportunismo.

Il Comunista N° 71-72 (Settembre-2000) / Le Prolétaire N° 455 (Oct.-Nov.-Déc. 2000)




(1) cf «Le Batilocchio dans l’histoire» («Il Programma Comunista» n° 7, 1953)
(2) cf «Tésis suplementarias sobre la tarea histórica, la acción y estructura del partido comunista mundial» (Milán 1966), en «Defensa de la continuidad del programa comunista», p. 221 (Textos del P.C.Int. N°7).
(3) cf por ejemplo: «Mise au point à propos de certains "dépasseurs du programme communiste"», «Programme Communiste» n° 67 (julio-agosto-septiembre)
(4) Este defecto caracteriza a los florentinos místicos de «Il partito comunista» los cuales hablan del «silencio protector» del anonimato. Este anonimato es utilizado por ellos para apropiarse de los textos del partido con el fin de afirmar una continuidad ficticia de su organización con estos. Es así como dan, sin indicación de su origen, una citación del artículo escrito (anónimamente) por Bordiga («Il Battilocchio …») presentandolo así: «A tal propósito (la utilización del nombre de Lenin, ndr), nosotros (sic!) tenemos el corage de escribir:». El corage político de esta gente consiste esencialemente en confundir las cartas, a protegerse bajo el silencio. En su artículo sobre la Fundación Bordiga, escribe para criticar «Il Programma Comunista», este grupo no es designado sino bajo una obscura alusión («miserables restos del ‘bordiguismo’, que no tienen nada que ver con nuestro movimiento desde hace decenios y que concluyen así de forma ‘coherentes con su viraje’» Cf «Embaumeurs», «Il Partito Comunista» n°277 (julio-agosto 2000). Ampliar el tema sería explicar un poco a sus lectores de dónde viene este grupo, cuál es el «viraje», y por supuesto también cuáles son los orígenes de «Il Partito», cuáles fueron las causas políticas y programáticas de la ruptura de 1972 que condujo al nacimiento de su «movimiento». Treinta años después prefieren todavía el silencio protector a la crítica y a la lucha política abiertas.
(5) cf «Il programma Comunista» n° 6-7, junio-julio 1996.
(6) «En défense du programme communiste», «Le Prolétaire» n° 384 (octubre-diciembre 1985).

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